Tirando de copla si vas a Calatayud ni se te ocurra preguntar por la Dolores, o al menos por el mesón que hay en el museo que lleva su nombre. Tras un recorrido exhaustivo por Calatayud decidimos sentarnos en la pequeña terraza que hay en el exterior de la cafetería, junto al balcón. El lugar una preciosidad, y ahí nos paramos en cuanto a lo agradable. Pedimos una primera consumición y empezamos a hacer tiempo hasta la hora te tomar algo más consistente. Tenía ganas de probar los famosos garbanzos con congrio tan propios de la cocina bilbilitana. A nuestro alrededor se fué sentando gente que era claramente del lugar por la atención que le dispensaban y el conocimiento del personal y las cosas propias del establecimiento. Nos enteramos entonces de que habían ganado el primer premio de tapas de Calatayud y decidimos probar el manjar premiado. Fue una autentica odisea. Ninguno de los camareros se acercaba a la mesa ni atendía a nuestros requerimientos. Finalmente y al asalto aprovechando que venía a traer consumiciones a la mesa de al lado conseguimos que nos atendieran aunque de unas formas rayanas en la desconsideración. El dialogo fue algo asi como:
- Por favor señorita.
- Un momento -atiende a los de al lado y hace amago de irse-
- Por favor puede atendernos - Nos mitra con cara de pocos amigos-
- Quisieramos pedir otra ronda Se nos queda mirando sin contestar-
- Y probar la tapa ganadora.
- Ya que estoy aqui les atenderé
- Es que ya no se sirve en las mesas? -viendo que a las demás si les servían-
- Entonces lo mismo y dos tapas - sin responder a mi pregunta y se va-
Al cabo de, vamos a ser prudentes, diez minutos aparece otro camarero con lo pedido pero las tapas equivocadas. Deja la bebida y se lleva las tapas. Al cabo de otro tanto viene la señorita con otra vez las bebidas y las tapas correctas. Se lleva las bebidas y deja las tapas.
A todo esto ya era una hora prudencial para pedir con vistas a cenar por lo que me levanté de la mesa y me fui al interior, a la barra, con el fin de preguntarle al camarero si teníamos que cambiar de sitio para pedir raciones, si había que pasar al restaurante... en fin lo normal. Durante veinte minutos laaaaargos el camarero tomó nota a varias personas, a alguna más de una vez, sirvió a varias mesas y pasó a mi lado sin mirarme ni contestar a mi requerimiento siete u ocho veces. Finalmente y vista la absoluta desconsideración, la absoluta falta de respeto decidí pagar y marcharme. Tampoco lo logré con lo que cabreado como una mona decidí marcharme sin pagar, sin haber conseguido cenar ni pagar. Y no fuí el único que conste, a los de la mesa de al lado les sucedió exactamente lo mismo.
Mi recomendación. Visita el lugar, muy bonito, visita el museo y cuando llegue la hora de tomar algo... buscate otro sitio, lo mismo cenas, pagas y no te cabreas. No recomendado salvo para vecinos de Calatayud, amigos del personal o habituales del lugar.