A veces uno va a ciertos sitios con la escopeta cargada. La fama, la ubicación, el momento... y eso fue lo que me pasó con este restaurante. Esperaba encontrarme un restaurante de esos que los "entendidos" llaman de cocina mediterránea o de cocina de mercado que habitualmente enmascaran una cocina vulgar y/o una carta aburrida y que siempre contiene las mismas cosas que despiertan en mí el más absoluto desinterés. Me equivoqué. Lo confieso. Me equivoqué y disfruté sin resquemor ni recato de todas las cosas disfrutables que pasaron por mi plato y por el de mi acompañante. Un solo pero, la tortilla de patata con almejas, sabrosa y apetecible, adolecía de que parte las patatas estaban poco hechas, en ese punto en el que al morderlas te explican lo que significa casi crudas. El único pero, porque la selección de casquería que tuve el inmenso placer, casi éxtasis, de saborear a continuación casi me hizo olvidar la tortilla, e incluso el paso del tiempo. Sesos, exquisitos, criadillas, sublimes y unos muy apreciables riñones visitaron fugazmente mi plato. Mi acompañante disfrutó de un atún a la plancha que, a juzgar por sus comentarios, resultó tan sabroso y apreciable como esperaba. Bien el postre, precio alto "ma non troppo", magnífico el servicio y muy cómoda la terraza cerrada en la que comimos. Pero no sería justo conmigo ni con el restaurante si no mencionase que entre plato y plato te ponen delante una cajita de madera que contiene una mantequilla casera absolutamente memorable, tanto, tanto que cunado el camarero al traer el segundo plato alargó el brazo para retirarla estuve a punto de abalanzarme sobre él y arrancárselo de cuajo. Cosas de la civilización, no lo hice y aún lo lloro. Para comer como un obispo, pagando como un obispo.
viernes, 26 de junio de 2015
domingo, 21 de junio de 2015
La Casita, Benidorm
Hay veces en que hay que preguntarse si no estamos convirtiendo esto de comer en una tontería injustificable. hay momentos en los que hay que preguntarse si la cocina a valorar es ese espectáculo de técnicas y aparatos de película de ciencia ficción, o esa persona que que día tras día trabaja con ahínco en los fogones de un bar sacando con honradez y pericia adelante unos menús que sirven para alimentar el cuerpo, y a veces el espíritu.
Benidorm, dos de la tarde, nos dirijimos al casco viejo a ver si podemos comer algo, sin excesivas pretensiones. Dado que entramos por la playa de levante empezamos a buscar en esa zona. Nos llama la atención un bar en una esquina. Comidas caseras. Tres platos, bebida, pan y postre 12.50. Terracita en la calle, concurrido pero no lleno. Nos sentamos cuatro personas y empezamos a mirarnos con cierta prevención viendo la oferta. De primero a elegir entre ajo blanco, una ensalada con aguacate y ensaladilla rusa. Elegimos de todo para poder probar y nos llevamos la primera sorpresa. la abundancia. Los platos servidos no son la típica ración de menú si no platos de carta. El ajoblanco delicioso, fresco, en el punto de ajo y con el toque de amargor de la almendra bien seleccionada. La ensalada abundante, fresca y variada. tal vez la ensaladilla rusa flojeara un poco en cuanto a la cantidad, pero por comparación con los otros. De segundo: pulpitos en salsa, espaguetis boloñesa o melón con jamón. Los pulpitos abundantes, bien cocidos, esto es ni duros, ni blandos, y en una salsa francamente sabrosa, con su toquecito de picante. Yo hice barcos hasta que se me secó el mar. El melón superable y el jamón ibérico y bien cortado. A esta altura de la película y mientras esperábamos el tercero que cerraba plaza era un comentar y no parar sobre la grata experiencia que nos habíamos encontrado inopinadamente. Y faltaba, en expresión lugareña, la traca final. Dos habíamos pedido arroz con pescado y marisco y dos fritura de pescado. Había otras dos opciones de carne que descartamos, brocheta de cordero y no recuerdo que otra cosa. Esperábamos un plato de arroz de ración, de ese tan rico que se hace en muchos bares de España y que sirve como tapa o ración para acompañar a los aperitivos, pero no estábamos preparados para que nos sirvieran un arroz en paella recién hecho, lleno de raya y de almejas, sabroso y en su punto, con su "socarrat" y su grosor perfectos y abundante. La fritura, finalmente, no rebajaba la nota. Pescado fresco, tres cariocas, calamares y chopitos, Café para unos y postre para otros. faltaba la cuenta. Clavada, ni una duda.
Así que emocionado por lo inesperado de la experiencia y por un buen hacer incuestionable me permití visitar a la cocinera que era capaz de tanta satisfacción con una cocinita de juguete. Y ahí fue mi ultima sorpresa: la cocinera no era española, lo cual, a mi modo de ver, duplica sus méritos ya que ha sido capaz de asimilar con absoluta soltura y calidad una cocina que inicialmente le era extraña, y respetar sus usos y cualidades.
Un hallazgo para comer de menú. Ni por calidad, ni por cantidad, ni por precio me va a ser fácil encontrar un sitio semejante. Comí como un cura y para mi es un lugar muy, muy recomendado
La Casita
Marqués de Comillas, 37
03501 Benidorm
698219024
viernes, 5 de junio de 2015
La Teja, Venta de Cárdenas
Un lugar en el camino, eso que antes se llamaba bar de carretera y que ahora por mor de la necesidad se ha convertido en restaurante y tienda de productos del entorno. Cuando el tiempo es bueno es un placer comer en la terraza con vistas al parque natural de Despeñaperros. Su enclave, vistas y ubicación, lo hacen idóneo para ese alto en el camino que es tan necesario, y, si coincide con la hora de hacer un refrigerio, miel sobre hojuelas, postre disponible en la carta y en la tienda. Tiene una extensa carta de cocina local, regional y nacional. Si uno se atiene a lo que es la cocina es correcta y los precios ajustados. las migas un poco grasientas, la pipirrana sabrosa, la parrillada de verduras del tiempo bien seleccionada y al punto, el rabo de toro correcto y un exquisito queso manchego son algunas de las opciones a tener en cuenta a la hora de pedir. Recomendado.
La Teja
Autovía A4 Km. 244
13768 - Venta de Cárdenas (Ciudad Real)
Etiquetas:
A4,
Castilla La Mancha,
Ciudad Real,
cocina casera,
cocina tradicional,
en carretera,
La Teja,
Recomendado,
tienda,
Venta de Cárdenas
Mesón de la Virreyna, Chinchón
La plaza de Chinchón es sin duda una de las más bonitas de España, y comer en uno de sus balcones una experiencia agradable. Si a una localización con encanto le añades una cocina en la que se cuidan el producto y su tratamiento la experiencia promete ser de las que se recuerdan por mucho tiempo. El servicio impecable, el precio asequible, es más, si tenemos en cuenta el emplazamiento y la calidad yo hablaría de barato, la cantidad abundante, con cuatro menús comimos cinco sin escasez. En cuanto a la carta amplia y con abundante presencia de lo local que se agradece. Intentamos probar todo lo posible y comprobamos con agrado que todo lo probado cumplía las expectativas. Unas migas sabrosas y que no resultaban aceitosas ni indigestas como sucede tantas veces, un gazpacho bien hecho, una sopa castellana -sopa de Chinchón, en la carta- abundante, bien trabada y, con su huevo y su jamón, contundente, unos callos melosos y en su punto que resultaron deliciosos, un rabo de toro que superaba barreras y un cordero asado al que no había pero que ponerle, ni siquiera en esa difícil cuestión de la edad del animal. En definitiva, un lugar muy recomendable para disfrutar del entorno y de la cocina madrileña, castellana y algunas incrustaciones de la mal llamada "cocina española".
El Mesón de la Virreyna
Plaza Mayor, 28
28370 - Chinchón (Madrid)
918 94 00 15
918 94 00 15
Etiquetas:
callos,
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El Mesón de la Virreyna,
Madrid,
migas,
Muy recomendado,
rabo de buey,
sopa de ajo
martes, 2 de junio de 2015
Mesón El Mulato, Layos
De las dos veces que he visitado el Mesón he sacado una conclusión clara, es sorprendente y esa característica la comparte todo el amabilísimo personal del lugar, desde la cocina hasta la mesa. De un restaurante que es capaz de lo más sublime y lo peor en la misma mesa y en el mismo día no se puede pensar otra cosa que que falla algún control y llegan a la mesa platos que nunca debieron de salir de la cocina. Tal vez el problema sea que en días festivos y con el comedor lleno el personal está sobrepasado. No lo se. Eramos alrededor de cuarenta personas y pedimos arroz con liebre y judías con perdiz. Nos sirvieron dos fuentes de arroz con liebre, una de ellas estaba sublime de sabor y de punto, la otra estaba carbonizada, literalmente. No con ese pegadillo sabroso que los valencianos llaman socarrat, no, carbonizada. No había más sabor que el quemado que realzaba ese típico punteado negro del arroz abrasado en la cocina. Insisto, el que estaba bien, sublime. Y también nos pusieron dos fuentes de judías con perdiz. Poco hechas. El sabor delicioso, pero el caldo estaba aguado. Le faltaba la untuosidad, el cuerpo, que las judías al hacerse con tiempo y convenientemente dejan en los guisos. Les faltaba ese fuego lento, ese cariño que los platos de cucharan agradecen devolviéndonos texturas y paladares propios de las puertas de La Gloria. Me queda por probar este lugar en un día de menor ocupación. Estoy convencido de que la cocinera sabe de sobra como sacar un guiso en su punto cuando el tiempo no la apremia, ahora solo le falta aprender que cuando uno se tuerce el único lugar por el que puede salir un plato de la cocina es por el cubo de la basura. Tiempo y criterio, la sabiduría ya la tienen. recomendado con reparos.
Di Bacus, Bargas
Local amplio, cercano a Toledo, y con una apuesta que no es fácil de encontrar por el entorno: un poco de todo. El tapeo es abundante y de buena calidad y también lo es la cocina, que se mueve en entornos de estandarización pero hace un interesante guiño a la cocina tradicional. Unas buenas migas, un pisto sabroso, un venado en salsa en su punto, unas carcamusas dignas de mención salpican una carta con lo mas tradicional del tapeo universal. Buenos vinos y personal amable configuran una oferta por la que merece la pena hacer el recorrido desde el "guirizado" Toledo para comer un poco del sabor de la tierra. Yo les animaría a ampliar la oferta de guisos de la tierra, esos que ahora llamamos de cuchara y que siempre animan el placer de sentarse y disfrutar. Su juventud en el mercado aún le permite sorprenderse a si mismo.
Recomendado.
Di Bacus
C/ Agua, 13
Bargas - Toledo
925108334
Recomendado.
Di Bacus
C/ Agua, 13
Bargas - Toledo
925108334
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